Por: Santiago del Salto
Master Coach Ontológico
En
todas las profesiones se requiere actualización constante de las nuevas y
mejores herramientas que se van desarrollando a nivel tecnológico y también
cognitivo. En la profesión de abogado, hoy más que nunca, con la entrada en
vigencia del COGEP, es necesario para aquellos que buscan mantenerse vigentes
dentro del sistema Oral Adversarial
Cuando
hablamos de adquirir las destrezas necesarias para llevar a cabo un proceso de
alto nivel que sea exitoso, debemos mencionar las técnicas fundamentales para
manejar las audiencias. Entre algunas herramientas están: el saber estructurar
una teoría del caso sólida, producir un examen o un contrainterrogatorio
técnico – efectivo, al igual que saber expresar los alegatos de apertura y
clausura que impacten y persuadan de una adecuada manera; sin embargo, no basta
con adquirir la técnica correcta, se requiere también, con igual o incluso
mayor peso, que el profesional litigante sepa manejarse a sí mismo dentro del
proceso. Pero
¿Qué significa manejarse a sí mismo?
Manejarse
a sí mismo quiere decir que también se deben desarrollar las destrezas
provenientes del comportamiento, como por ejemplo: una comunicación verbal y no
verbal asertiva, la capacidad de enfoque, el análisis psicológico de los
testigos para su preparación y una administración emocional óptima;entre otras
competencias comportamentales.
Estos
temas serán tratados dentro del blog de LOE. A continuación hablaremos de la
administración emocional.
Para
iniciar nos plantearemos una pregunta:
¿Qué
es una emoción?
Desde
el punto de vista fisiológico una emoción es un conjunto de químicos que se
generan en el cerebro; es decir, cada pensamiento, recuerdo, vivencia que
tienes viene acompañado de una producción de químicos cerebrales llamados
neuropeptidos. Estas hormonas cerebrales se producen en un lugar llamado
hipotálamo, que se encuentra ubicado en el centro del cerebro y viajan a través
del sistema sanguíneo a todas las células del cuerpo, lo que permite al cuerpo
entrar en un estado emocional específico.
Un
proceso bioquímico y automático es complejo de manejar, por ello muchas
personas son víctimas de sus emociones, haciéndolas reaccionar de una manera
inadecuada en el momento más inoportuno, generando resultados adversos para sí
mismo.
Dentro
de un proceso de Litigación Oral el hecho de saber expresar la emoción correcta, en el momento correcto,
de una manera voluntaria, podría significar el elemento que marque diferencia a
la hora de persuadir. En el caso de un examen directo necesitamos emociones
más bien calmas y mantener una actitud
emocional de acogimiento y guía para nuestro testigo. Por el contrario, al realizar
un contrainterrogatorio, sin llegar a intimidar al testigo, el litigante
requiere habilidades emocionales que le permitan controlarlo.
Por
otro lado, en el caso de los alegatos se requiere un dominio maestro de sus
emociones, al punto de poder conectar con ellas voluntariamente y así
transmitir su mensaje de manera correcta y efectiva, encaminada para que el
Juez viva esa emoción y generar empatía con tu teoría del caso.
También,
es necesario y crucial apoyar emocionalmente al testigo, proceso que iniciaal
momento de prepararlo para la audiencia. El testigo puede saber mucho del caso
y ser un aporte fundamental, pero si su emocionalidad le traiciona al momento
de brindar testimonio, ese testigo puede quedar anulado y en blanco echando a perder el caso.
Como
puedes ver, en los ejemplos utilizados, el saber administrar tus emociones y
apoyar al encaminar la administración emocional de tus testigos marca la
diferencia en la audiencia.
¿Cómo
se administran las emociones?
Si
partimos del origen de la emoción con el pensamiento, entonces debemos entender
que el primer paso es adueñarse del pensamiento y no permitir que se generen
pensamientos de una manera automática en nuestro cerebro, se trata de ser conscientes
y elegir qué tipo de pensamiento mantengo en mi cerebro y cuál lo cancelo.
Por
otra parte, se debe cambiar el viejo paradigma de las emociones que sostiene
que existen emociones positivas y otras negativas, esta forma vieja de pensar
inhibe potenciadores personales; por ejemplo: una emoción considerada negativa
como la ira, es un potenciador de mi seguridad personal. Es decir, la ira llega
cuando la persona se ve atacada de cualquier manera y se dispara para tener la
fortaleza de detener el ataque; el problema se da cuando se permite que esta
emoción se exacerbe y alcance niveles de violencia.
El
camino para administrar las emociones, por ejemplo la ira, es integrar y
aceptar que la estas sintiendo; una vez integrada, esa fuerza de protección se activa
de una manera asertiva y sin violencia la persona puede detener el ataque,
reflexionar sobre esa emoción, encontrar sus orígenes en esa situación
específica y encaminar su estado
emocional a la solución y reparación de la situación o la relación
interpersonal que se está viendo afectada. En el caso de una audiencia eso
podría significar, entre otras acciones, objetar efectivamente dentro del
proceso.
En
resumen, las emociones administradas efectiva y asertivamente pueden ser un
aliado crucial o tu peor enemigo a la hora de manejarse dentro de un proceso
tan complejo y maravilloso como la oralidad.
Tres
consejos emocionales en oralidad
- Ser consciente de los pensamientos y no permitir a la mente automática adueñarse de ellos y así obligarte a sentir emociones distorsionadas en los momentos menos inoportunos.
- Integrar la emoción como un potencial y no verla como algo negativo. Lo que es negativo, es el resultado que obtienes al expresar de una manera ignorante una emoción, que permitiste que se vaya de control por no saber reflexionar sobre sus orígenesy así utilizarla asertivamente a tiempo
- Si la emoción ya se fue de control, auto-observarte, analizar los efectos y toma acciones correctivas rápidamente. Es decir, si se requiere hacer una disculpa por un comportamiento fuera de tono, hacerlo pronto; así también, sí la situación demanda que hagas un reclamo, hacerlo de inmediato para precautelar la relación con la persona con la que se ha tenido el conflicto.
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